Y qué tan siutico eres? Averígualo

Diccionario del siútico: un delicioso libro del periodista y crítico teatral Juan Andrés Piña,  donde se ríe de las expresiones periodísticas que se utilizan en Chile para no decir las cosas tal cual son.

Te acuerdas de los eventos?…

 

1- “Fiesta de la democracia”. Esto no es otra cosa que la elecciones.

2- “Persona de movilidad reducida”. Se trata de un lisiado, incapacitado o tullido. “Las personas las ocupan porque creen que de esa manera atenuarán una situación dolorosa”, dice Piña.

3- “Fuego Amigo”. “Es una manera muy cursi de referirse a batalla internas dentro de los partidos”, afirma.

4. “Dar un paso al costado”. Eso es echarse al pollo.

5- “Desvincular”. Miserable eufemismo para referirse a un despido.

6- “Desvío de fondos”. Cuando se trata derechamente de fraude o estafa.

7-“Verse involucrado en un accidente automovilístico”. Eso es un choque.

8- “Vida de retiro y oración”. Cuando a un cura se le condena por pedofilia y abusos sexuales.

9- “Vital elemento”. Se llama simplemente agua.

10-“Bebedor social”. No, la cosa es borracho, alcohólico.

 

La siutiquería en el lenguaje es un problema no solo psicológico y social, sino también periodístico. Lo digo porque el periodismo es el lugar donde primero se procesan los neologismos, las expresiones tomadas de contextos técnicos, los adornos innecesarios, los eufemismos, en fin, todas aquellas alteraciones de la presentación directa que resultan de la búsqueda de un efecto.

La mayor parte de las expresiones recopiladas en este diccionario proviene, de hecho, de la prensa, al igual que las que reunió Bioy Casares en su Diccionario del argentino exquisito. Hay un modo de hablar, un modo de impostar que es propio de la mente periodística, esa entidad en permanente estado de enunciación, cuyos recursos frecuentes son la metáfora, la metonimia y la perífrasis. Como especifica uno de los epígrafes de este libro, cualquier forma corriente de expresión puede ser traducida al dialecto que se ha conocido como “periodistés”, en el que se utilizan -para dar cuenta de situaciones muchas veces triviales- palabras ajenas a la conversación cotidiana (“personero”, “plantel”, “elenco”, “pontífice”, “edil”) y donde el “dijo” de la referencia común se desglosa invariablemente en “señalo”, “agregó”, “concluyo”.

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COLIPÍ 518 – COPIAPÓ

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